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¡PINTEMOS MURALES!

Herederos de la fuerza del color, la luz de nuestras raíces artísticas

 La obra artística de los niños indígenas son el reflejo del trabajo en colectivo, de la riqueza estética del México profundo, fortaleza de la identidad nacional.

“El arte mural de las niñas y niños de México” es una exposición es una expresión de la riqueza cultural de México.

La exposición consiste en 18 murales de gran formato de un promedio de 24 metros cuadrados, cada uno pintado colectivamente por 25 niños de edad escolar. Visita nuestro Blog sobre este proyecto haciendo click aquí 

Hñähñu; Mayas; Yoremes; Ha shuta enima; Me´Phaa; Ayuuk Jä´äy; Ñuu Savi; Nahuas; Ben´zaa, P úrhépecha; Nántaha´yi; Rarámuris; Téenek; Winik Atel; y Wixárikas

PINTEMOS MURALES alrededor del mundo 

Tuvimos la maravillosa oportunidad de mostrar, compartir este tesoro y generar nuevos muralitos colectivos en lugares como:

Dinamarca, Finlandia, Groenlandia, Rusia, Suecia y por supuesto México

¿Quieres continuar con la historia de esta Magna exposición?  Contáctanos

OFELIA MEDINA HABLA SOBRE LOS MURALES 

Necesitábamos mostrar que la niñez indígena de México es un tesoro de creatividad, color y futuro.  Trabajamos por su salud, por que se cumplan sus derechos, por que no les falte un pincel en la mano y colores para iluminar nuestra vida.

Los veíamos trabajar tan atentos y respetuosos del ejemplo de sus mayores, los veíamos jugar, como si fueran un solo ser, una parvada, sin líder, sin vencedor. Sus risas canoras, sus cuerpos ligeros.

 

Para sobrevivir hasta nuestros días, para conservar sus lenguas, saberes, ceremonias, los indios de México, tuvieron que volverse, además de individuos, comunidades. A un indio solito, lo quiebran rápido como a una varita, en cambio a un manojo de varitas no las quiebra nada, ni nadie. Saben hacer las cosas juntos, de acuerdo, en cambio nosotros cada día estamos más aislados. Necesitamos su enseñanza en el trabajo colectivo. En nuestro mundo la comunicación se reduce al espacio de una pantalla de teléfono.  Cada día vemos menos a los ojos de las personas con las que nos relacionamos. La jornada laboral de cientos de millones de personas, sucede frente a una pantalla de computadora.

 

Pasarse el azul, o el verde, ponerle los puntos al tigre, mientras el amigo le pintaba la cola, hacerle las orejas al conejo, mientras las niñas ponían detalles por todo el lienzo, son experiencias en las que el gozo está presente, en las que el otro, los otros, hacen de la sonrisa un continuo, un contagio. 

 

Jugar, conversar, danzar, cantar, pintar juntos, son actos humanos en extinción. Nosotros no podemos dejar que estas vivencias desaparezcan. El placer de poner forma y color a la imaginación colectiva, es el regalo de niñas y niños mexicanos de culturas ancestrales que en el siglo XXI nos dan una buena noticia.

 

Las ganas de que no se acabe nunca de pintar ese mural, el deseo de pintar otro y otro y otro, demuestra que es posible que 25 niñas y niños, decidan qué pintar y se pongan de acuerdo en quién hace qué y dónde, quien rellena los hoyos, quién  pone los detalles y quién el punto final.

El ejemplo está ahí en estos sorprendentes murales, si los ven bien, si leen sus historias, y después les invitan a que con otros niños y niñas pinten el suyo, que practiquen la creación colectiva, ejerzan su derecho al "yo colectivo" y al "nosotros gozoso", habremos logrado abrir una ventana al futuro.

Ofelia Medina 

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